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Location: Cagua, Aragua, Venezuela

Friday, March 17, 2006

Hasta entonces Mr. Jacquet


Por: José Antonio Orellán

Un imprevisto viaje a la Ciudad de los Rascacielos coincide con los servicios funerales de Illinois Jacquet, el legendario saxofonista que nos dejara el pasado 22 de Julio de 2004. Una vez culminada la apretada agenda de trabajo, decido acercarme a la capilla velatoria para rendir mi homenaje póstumo a una de las figuras importantes de la historia del jazz.
Al llegar a la puerta de la funeraria siento dudas, por una parte porque seguro encontraré a personalidades conocidas para mí, para quienes soy un perfecto desconocido. Por otra parte, no estoy seguro si mi indumentaria es la más apropiada para el caso. Por un instante me siento petrificado; sin embargo una fuerza superior me induce a entrar. Lo primero que hago es revisar el libro de visitas y las notas de condolencia, aprecio nombres conocidos: músicos, actores, políticos y poetas.
Una vez dentro, me llevo una impresión distinta a la que esperaba, no hay lágrimas, ni rostros tristes, aquello parece una auténtica fiesta, todos conversan de manera amena, algunos recuerdan las jocosidades de Jacquet, como aquella que refería que prefería vivir modestamente en Queens que en Manhattan, donde el costo de estacionar su auto era superior al de la renta de su apartamento.
Mientras me desplazaba por el salón, asiento con la cabeza saludando a quienes encuentro a mi paso, obteniendo igual respuesta; merodeo entre los grupos, fisgoneo, escucho atentamente tratando de pescar el más mínimo comentario. De una de estas tertulias, logro distinguir al trompetista Wynton Marsallis, catedrático al fin explica con lujos de detalles en que consiste la técnica del Screaming, desarrollada por Jacquet. Impresionado continúo deambulando, y repentinamente me topo con el ex-presidente Bill Clinton, sin guardaespaldas, sonriente, como un miembro más de la familia – porque el ambiente es realmente familiar-, quien evoca con afecto su participación como saxofonista junto a Jacquet en la Casa Blanca en Enero de 1993, y no solo eso, además recuerda que Jacquet de igual manera tocó para los presidentes Jimmy Carter y Ronald Reagan.
Observo con detenimiento cada detalle de la modesta capilla, cruzo la mirada y veo al saxofonista boricua David Sánchez, quien departe cortésmente con otros colegas, su charla gira en torno a las participaciones de Jacquet en el cine y muy especialmente en el filme Jammin’ The Blues, con Billie Holiday y Lester Young.
El cine y la música, una combinación fascinante que me traslada mentalmente de regreso a Venezuela, y recuerdo a mi mentor, el maestro Alberto Naranjo, hombre que disfruta intensamente de ambas artes, y lo ubico, pues fue él quien colocó en mis manos los discos de JATP (Jazz At The Philarmonic), y me habló con tanto entusiasmo de estas legendarias sesiones grabadas a mediados de los cuarenta en el Philarmonic Auditorium de Los Ángeles y en las que participara Illinois Jacquet junto a los famosos tenoristas Coleman Hawkins y Lester Young; un auténtico tesoro y una introducción con pie firme al fascinante mundo de la música, lo cual por siempre agradeceré.
Una vez junto al féretro, cierro mis ojos y ubico en mi mente el sonido del saxo de Jacquet, primero en el profundo y extenso solo de Flying Home (1942), que realizara con la orquesta de Lionel Hampton, y el que algunos críticos colocan a la par de los realizados por Louis Armstrong en West End Blues (1928) y Coleman Hawkins en Body and Soul (1939); luego pasan algunas notas extraviadas de los sus composiciones Port of Rico y Robbin’s Nest. De pronto el sonido de un saxo a mi lado me hace abrir los ojos, se trata del saxofonista que horas antes había visto cerca de la estación del Metro, quien se une a la fiesta rindiendo un tributo a su ídolo. Una vez culminado su performance, todos le aplaudimos, se acerca al cuerpo yaciente y musita algunas palabras, para luego retirarse discretramente, seguramente a buscar unas cuantas monedas en el mismo sitio cerca del subterráneo.
Illinois Jacquet, saxofonista tenor y ocasional alto, una de las leyendas del Jazz, nace el 31 de Octubre de 1922, en Boussard, Luisiana. Su nombre de pila es Jean-Baptiste Jacquet, hijo de una aborigen de la etnia Sioux, mientras que su padre, también músico era un french-creole. El apodo Illinois, proviene de la palabra indígena “Illiniwek”, que significa “hombre superior”. En la década de los cuarenta estela rizó en las orquestas de Lionel Hampton, Cab Calloway y Count Basie. Fue una pieza fundamental en el proyecto JATP de Norman Granz, en el que se reunieron los más selectos intérpretes de jazz del momento. Posteriormente formó su propia Big Band.
Jacquet tuvo una extensa carrera de casi seis décadas, en las que compartió escena con los más importantes músicos de jazz de todos los tiempos. Su cuerpo cansado decidió hacer un alto el 22 de Julio de 2004, en la ciudad de Nueva York.
Si existe un Paraíso para los amantes de la música, seguramente algún día allá nos encontraremos. Hasta entonces, Mr. Jacquet.

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